Los hermanos Jaume y Sebastià Oliver (de Can Carreró) abrieron en 1994 su local en la Plaza de España de Llucmajor y procuraron ofrecer, ya de buen comienzo, un ambiente acogedor y distendido y una propuesta gastronómica basada en la tradición mallorquina de las tapas y el variado, al frente de la cual se encontraba Catalina Alzamora, madre de los propietarios. La cocinera se mostró, desde los inicios, fiel a la práctica que en Mallorca es representan aquellos y aquellas quien han hecho y hacen de cocinar un arte lento de sutileza y de rigor. La fórmula: una cocina de temporada y con productos de la tierra, una constante a lo largo de todos estos años, todo y la evolución que ha experimentado la oferta y los cambios que ha habido en los fogones. Porque a la tapa y al variado se han sumado, después, platos sencillos pero preparados con honestidad. Una carne de primerísima calidad con unas verduritas a la parrilla, un calamar delicadamente rebozado o unos “ous estrellats”, acompañados, si se quiere, de unas patatas fritas con la paciencia y el respeto que este producto esencial pide, son algunos de los ejemplos de una carta que va cambiante y se va ampliando, ahora con una nueva ensalada, ahora con otro original bocadillo, y que siempre nos esconde alguna sorpresa.
Hoy, y después de la conversión en zona de peatones del centro de la población, la cual ha traído animación y vitalidad, el café dispone de una terraza a la misma plaza del pueblo y de otra, más apartada, en el interior, en el espacio que un día fue el jardín de la casa. Así que todo el mundo encuentra su lugar. Porque todo el mundo se siente en casa, en el Arábic. Los detalles son importantes. Lo es la música, que nos acompaña pero no impide la conversación. Lo es la delicadeza que siempre se ha tenido a ofrecer un espléndido y aromático café, o una variada selección de tés y de infusiones. El bar acontece, entonces, un espacio idóneo tanto para el primer café del día como para la última cerveza del anochecer. Tanto para la pausa laboral de la merienda, que el magnífico “llonguet” eleva a la condición de ritual, como para el vermut del mediodía, que una tapa pequeña de pica-pica o de croquetas de “jonquillo”, por ejemplo, puede alegrar. Cuando no es en Jaume Oliver Padre, quien, furtivamente y travieso, entra a la cocina y prepara un simple pan tostado con ajo y perejil que más de un cliente ha elevado a la categoría de plato exquisito.
Y todo el mundo puede encontrar su instante de placer, al Arábic. Porque en el Arábic es un café que ofrece un mosaico de momentos diversos y la complicidad de quien estima y valora la heterogeneidad.
Os esperamos, nuestra casa es la vuestra. Seréis bienvenidos.
Aràbic de Nit
Aràbic de Nit
Aràbic de Nit
Aràbic de Dia
Aràbic de Nit
Aràbic de Nit
Nuestra casa
Nuestra casa
Nuestra casa
Aràbic de Nit
Aràbic de Dia
Un buen sandwitch caliente!
Aràbic de Dia
El mercado
El mercado
El mercado
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Aràbic de Nit
Aràbic de Dia
Nuestra casa
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Nuestra casa
Nuestra casa
Nuestra casa
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Aràbic de Dia
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Nuestra casa
Aràbic de Dia
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Aràbic de Dia
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Nuestra casa